La plataforma de información digital especializada en tecnología Xataka protagonizó, en su certamen de Premios Xataka, un debate muy actual. ¿Está saturado el mercado de apps o todavía hay demanda para los programadores y usuarios de compra y venta de apps?
Los expertos en tecnología Juan Lupión (CTO de The Cocktail, Xavi Leal (Ironhack), Andrés Leonardo Martínez Ortiz (Develop Relations de Google) y Ricardo Galli (programador de Menéame) compartieron una interesante reunión moderada por Antonio Ortiz (Weblogs S.L.) cuyas conclusiones queremos compartir, en este artículo.
La primera cuestión que se planteó fue la siguiente: ¿qué es lo que no debe hacer un aspirante a programador?
Ricado Galli, profesor de la UIB, afirmó estar en contra de lo “que demanda el mercado”. La tecnología avanza tanto que muchos expertos opinan igual que el programador de Menéame, lo que obliga al programador a especializarse en muchos lenguajes, desde JavaScript, a Python, Swift y MySQL.
Según datos de febrero de 2016, de TIOBE, los lenguajes de programación más populares fueron:
1. Java
2. C
3. C++
4. C#
5. Python
6. PHP
7. VisualBasic.NET
8. Perl
9. Javascript
10. Ruby
Además, en la charla, se concluyó la recomendación de no aprender lenguajes por los que haya que pagar una certificación oficial, ya que hay muchos y cambian constantemente. Hay que centrarse en el desarrollo de aplicaciones de código abierto. Gracias al código abierto, podremos programar para todas las plataformas de aplicaciones. Por ejemplo, para Google Play o la App Store de Apple. El negocio de las apps es un mercado que, aunque está saturado, todavía ofrece nichos de mercado para los programadores, la venta de códigos fuente y la compra y venta de apps. Es un negocio muy lucrativo, si das con la aplicación adecuada y el público objetivo para ella.
Otro aspecto tratado en la charla organizada por Xataka fue la formación. Se diferenció entre la universidad y los centros de formación profesional. Según Galli, la universidad se debe centrar en ciencia y los ciclos formativos de en herramientas y tecnología. Juan Lupión, en cambio, opina que es más importante la experiencia y los estudios no son tan fundamentales como parece. Esta última opinión no la comparte Martínez Ortiz, que sí opina que, al menos, un programador debe conocer las ciencias de la computación.
Además de la formación, se indicó cómo las grandes empresas de programación solo existen en los denominados “hubs” de Madrid y Barcelona. Es la norma, pero si alguien es bueno programando puede hacerlo donde quiera. Lo bueno de Internet es que no tiene fronteras.
Por último, la cuestión del perfil del programador fue un tema candente. La conclusión fue que la vocación y programación, como trabajo, son opcionales y no obligatorias. Uno debe aprender a aprender, para crecer profesionalmente.