Los números de mujeres trabajadoras en el sector de la programación son realmente alarmantes. En Espñaa, por ejemplo, las mujeres que estudian programación solo suponen el 10 % de la totalidad, las facultades de Ingeniería informática avalan estos datos preocupantes con unos bajos índices de estudiantes matriculadas en la carrera.
Existe una concienciación global de intentar atraer al género femenino al sector de la programación y la tecnología en general. La informática es uno de los trabajos más solicitados hoy en día, pero que no estamos sabiendo aprovechar. Y es que no hay empresa, prácticamente, que no trabaje con un sistema informático y con su equipo de programadores. Un equipo que precisa, en innumerables ocasiones, comprar una app o comprar un código fuente que cada vez le es más difícil de conseguir.
Es lógico pensar que, ante la ferviente demanda de profesionales, algo malo ocurre cuando se trata de un empleo llevado a cabo mayoritariamente por hombres. Y más cuando, desde sus inicios, el papel de la mujer había sido fundamental hasta la década de los ochenta, donde comenzó a caer. De hecho, dicha caída coincide con el lanzamiento de los primeros ordenadores para el hogar que se promocionaban, casi en exclusiva, para hombres y niños. Inevitablemente, a partir de ese momento, los computadores comenzaron a relacionarse únicamente con el género masculino (anuncios, televisión, series y cine) hasta el punto dramático que vivimos en la actualidad.
El proceso de exclusión que han padecido las mujeres durante todo este tiempo ha hecho que pocas sean las niñas o adolescentes que se vean ejecutando un oficio de programador. Sin embargo, todavía quedan motivos para la esperanza. Hablamos de las grandes iniciativas para incentivar y motivar a las adolescentes a adentrarse en el mundo de la informática. Entre ellas, concursos como el llamado “Girls in Tech”, realizado en Argentina, y en la que se han creado 8 apps de un enorme impacto social. Además, eventos de esta índole son un auténtico escaparate para darse a conocer y mostrar las capacidades que atesoran las programadoras. Asimismo, ofrece la posibilidad de vender tu app en una empresa de compra y venta de apps o vender el código fuente que tanta controversia suscita en este campo.
El camino correcto para un futuro prometedor en la industria será el de seguir fomentando el empleo femenino en la programación. Ya sea lanzando un determinado número de becas para programadoras (como el caso de KeepCoding), o acabando con ese pensamiento errado de que la informática, la programación y la tecnología son cosas únicamente de hombres. Ver igualdad de programadores y programadoras será un síntoma de que hemos avanzado como sociedad.
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