En el mercado de las apps, cada vez hay más empresas japonesas que se interesan por invertir en el sector de la compra y venta de apps para móviles. La venta de códigos fuente toma protagonismo en el parqué inversor de una cultura, la japonesa, que siempre se ha caracterizado por su pragmatismo y, en cierto sentido burlesco, "copiar" lo que es bueno y tiene éxito.
Están aplicando su manera de ser en el nuevo negocio de las apps, que parece ser que está arrasando a nivel mundial.
Estos son los tres tipos de apps que buscan:
Son aquellas aplicaciones que gozan de la previsión de un crecimiento continuado en el futuro. Este hecho es improbable, por lo rápido y volátil que los fenómenos en Internet aparecen y desaparecen. Hace escasos años que era impredecible pensar que una página como Facebook sería la reina indiscutible de las redes sociales y marcaría a toda una generación o que otras aplicaciones de reputada fama desaparecerían.
Los japoneses ya cuentan con este dato. Lo que, realmente, buscan son aquellas aplicaciones que, aun no teniendo descargas masivas en Google Play,tienen un buen número de usuarios fieles. Su intención, en este caso, es fidelizar aún más a estos clientes que las tienen descargadas y, a la vez, promocionar dichas aplicaciones con promociones. En definitiva, intentar sacar dinero de ellas.
El segundo tipo de aplicaciones que busca el mercado japonés es para chequeos, para testeo. Por ejemplo, una compañía de zapatillas deportivas que quiera comprobar la resistencia de su producto con una aplicación que mida el impacto o la adherencia de la suela en el asfalto o la correlación entre kilómetros recorridos y desgaste de las suelas.
Los inversores japoneses, en vez de idear la aplicación desde el principio y dejársela a un ingeniero de software, para que la diseñe y la materialice (un transcurso de tiempo fenomenal, para que sea copiada por la competencia), la comprarán ready to use.
El tercer tipo de aplicaciones que los inversores japoneses persiguen son aquellas que presuman de un número masivo de descargas, a nivel global. En concreto, las operativas en el sudeste asiático. Esta fue una petición de una empresa publicitaria que se dedica a elaborar anuncios y ponerlos en las aplicaciones.
Sea como sea, el mercado nipón ha irrumpido en el de las apps y todo apunta a que lo ha hecho para quedarse. Aunque, como se ha comentado, en este post, el mercado de Internet es tan fuerte como volátil y prueba de ello es la vorágine por las empresas "puntocom" que terminaron por hacer estallar la burbuja tecnológica.
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