Las apps españolas no terminan de arrancar. El marketplace de apps, el negocio de apps, no funciona. En 2011, cuando irrumpieron en el mercado nacional, todo eran buenas expectativas en un mercado como el español, el de mayor penetración de smartphones de toda Europa. Las apps nos prometieron soluciones a medida de nuestras necesidades, medios amigables con los que funcionar mejor para ser eficientes y con los que interactuar todavía mejor con nuestra gente y nuestro entorno, con aficiones y tareas profesionales. Pero, a día de hoy, lo dicho, no terminan de arrancar.
Y no es porque no se les dé juego. Más de veinte millones de españoles las usan cada día. Y un dato igualmente revelador, como recuerda Javier Navarro,director de Theappdate, el 70 % de las apps es gratuito y, también cada día, se descargan cuatro millones de apps en España. Hay más de veinte apps por smartphone y más de treinta por tableta. El usuario tiene todo a su favor para llevárselas a casa (a su dispositivo móvil). Y lo hace. Pero la cadena se rompe cuando también las olvida, al cabo de poco tiempo, las ha borrado o ni se acuerda de ellas.
La solución para conseguir que las apps españolas levanten el vuelo pasa por tres factores:
– Sofisticación. Las apps españolas de éxito, desde hace cuatro años, siguen donde estaban, en los primeros puestos; pero no hay relevo, no hay ideas nuevas. ¨Go!", "Chat for Facebook", "Tu peso ideal" o "LogosQuiz" siguen interesando al público, tal vez porque son fáciles de usar y entender. Competir en otro nivel es un reto pendiente. La marca España de las apps no está en la mente de nadie.
– Falta de inversores. En este país no hay un solo capital de riesgo que apueste por las apps. Por la venta de códigos fuente, compra y venta de apps o comercialización de derechos exclusivos de las apps. En Estados Unidos, brotan. Hay que cambiar de mentalidad. Incluso, deben respetarse de verdad los derechos de autor.
– Marketing paralelo. Los desarrolladores de apps españoles piensan en clave de conseguir miles de descargas, pero no en que sus aplicaciones sigan siendo soluciones útiles a la larga, con buenas y rápidas actualizaciones. No existe una mentalidad para dotar a las apps de un marketing paralelo que se proyecte en el tiempo.
Y no es que no se den las condiciones ideales para mejorar las apps españolas y relanzar el mercado. Como recuerda también Javier Navarro, hay empresas dispuestas a buscar una relación más estrecha con sus clientes empleando aplicaciones exclusivas y desarrolladores capaces. Capaces de desarrollar un ecosistema de emprendimiento basado en apps comerciales.
El sector busca desde hace tiempo su norte, pero tiene que cambiar el chip.