El negocio de la apps está muy de moda en la actualidad. No obstante, el mercado de la apps está muy concurrido y solo los mejores logran triunfar. La compra y venta de apps y venta de códigos fuente pueden reportar grandes sumas de dinero. Sin embargo, no es fácil hacerse rico de la noche a la mañana y, sobre todo, no es nada sencillo mantenerse en el negocio con éxito, si no existen detrás una alta cualificación y el desarrollo de unas cualidades y, en especial, hábitos que el programador Zen debe cumplir para que su trabajo sea de calidad y atractivo para los clientes.
Existe una serie de reglas que todo programador Zen ha de seguir para ser un buen profesional:
Centrarse en una sola tarea: ya lo dice el refrán “quien mucho abarca, poco aprieta” y es una verdad como un templo. La multitarea, además de resultar agotadora, puede disminuir la concentración y hasta provocar despistes indeseados. Cronometra tu tiempo para pequeñas tareas y cúmplelo.
La mente debe estar despejada. Fuera los problemas. La creatividad necesita de libertad para manifestarse. Si estás preocupado o pensando en las musarañas, en la persona que no te hace caso o en la factura del alquiler, es difícil que puedas lograr una buena creación. El teléfono, en silencio. El ordenador, únicamente con tus herramientas de trabajo abiertas.
La suerte del principiante no es un mito. Quienes hacen algo por primera vez cometerán errores por falta de experiencia, pero, al mismo tiempo, son imaginativamente libres porque no tienen las ataduras mentales del experto. El público demanda creatividad y la originalidad procede de una mente loca y risueña.
Abandona el ego. Todos tenemos algo que aprender. Siempre. Aunque se tengan muchos años de experiencia. El público es cambiante y siempre exige tendencias nuevas y emociones originales. No creas saberlo todo. Sorpréndete y saca provecho a tus propias dudas.
No permanezcas en lo cómodo, si no te hace feliz. Si una empresa no te llena, abandona. Si haces de la programación un modo de alcanzar la fama o riqueza, pierdes frescura y pasión y estás condenado al fracaso.
Las palabras son algo valioso, así que no las malgastes. Habla cuando tengas algo bueno que decir. Los bocazas no caen bien a nadie. Es mejor aprovechar ese tiempo.
Para triunfar en algo, hay que ser bueno en ello. Y, para ser bueno, hay que poner el alma. Solo es posible hacer esto cuando nos sentimos bien con nosotros mismos.
Tener un jefe implica tener limitaciones a la libertad de creación. En este sentido, vale la pena huir de ellos.
Para ser creativo, hay que despejar la mente. Todo un día en la oficina mata la imaginación. Es imprescindible hacer otras actividades.
Por último, nunca hay que creérselo. El negocio de la apps está muy de moda en la actualidad. No obstante, el mercado de la apps está muy concurrido y solo los mejores logran triunfar. La compra y venta de apps y venta de códigos fuente pueden reportar grandes sumas de dinero. Sin embargo, no es fácil hacerse rico de la noche a la mañana y, sobre todo, no es nada sencillo mantenerse en el negocio con éxito, si no existen detrás una alta cualificación y el desarrollo de unas cualidades y, en especial, hábitos que el programador Zen debe cumplir para que su trabajo sea de calidad y atractivo para los clientes.
Existe una serie de reglas que todo programador Zen ha de seguir para ser un buen profesional:
Centrarse en una sola tarea: ya lo dice el refrán “quien mucho abarca, poco aprieta” y es una verdad como un templo. La multitarea, además de resultar agotadora, puede disminuir la concentración y hasta provocar despistes indeseados. Cronometra tu tiempo para pequeñas tareas y cúmplelo.
La mente debe estar despejada. Fuera los problemas. La creatividad necesita de libertad para manifestarse. Si estás preocupado o pensando en las musarañas, en la persona que no te hace caso o en la factura del alquiler, es difícil que puedas lograr una buena creación. El teléfono, en silencio. El ordenador, únicamente con tus herramientas de trabajo abiertas.
La suerte del principiante no es un mito. Quienes hacen algo por primera vez cometerán errores por falta de experiencia, pero, al mismo tiempo, son imaginativamente libres porque no tienen las ataduras mentales del experto. El público demanda creatividad y la originalidad procede de una mente loca y risueña.
Abandona el ego. Todos tenemos algo que aprender. Siempre. Aunque se tengan muchos años de experiencia. El público es cambiante y siempre exige tendencias nuevas y emociones originales. No creas saberlo todo. Sorpréndete y saca provecho a tus propias dudas.
No permanezcas en lo cómodo, si no te hace feliz. Si una empresa no te llena, abandona. Si haces de la programación un modo de alcanzar la fama o riqueza, pierdes frescura y pasión y estás condenado al fracaso.
Las palabras son algo valioso, así que no las malgastes. Habla cuando tengas algo bueno que decir. Los bocazas no caen bien a nadie. Es mejor aprovechar ese tiempo.
Para triunfar en algo, hay que ser bueno en ello. Y, para ser bueno, hay que poner el alma. Solo es posible hacer esto cuando nos sentimos bien con nosotros mismos.
Tener un jefe implica tener limitaciones a la libertad de creación. En este sentido, vale la pena huir de ellos.
Para ser creativo, hay que despejar la mente. Todo un día en la oficina mata la imaginación. Es imprescindible hacer otras actividades.
Por último, nunca hay que creérselo.